Más de 100 personas han sido detenidas en una campaña contra los abusos en la multimillonaria industria del marisco de Tailandia, según las autoridades.
El pasado mes de abril, la Unión Europea amenazó con boicotear el sector a menos que abordara la pesca ilegal y las acusaciones de tráfico de personas.
El lunes, la policía dijo que un grupo de trabajo creado desde entonces había investigado 36 casos y rescatado a 130 víctimas de la trata.
Tailandia es el tercer exportador mundial de marisco
Los grupos de derechos humanos llevan mucho tiempo denunciando los abusos de la industria tailandesa, afirmando que depende de las prácticas de pesca ilegal y de la sobrepesca, y que en ella participan trabajadores víctimas de la trata de personas procedentes de países vecinos que, según dicen, trabajan en condiciones similares a la esclavitud.
El subjefe de la Policía Nacional, Thammasak Witcharaya, declaró que en los 16 meses anteriores a la creación del grupo de trabajo sólo se habían investigado 15 casos, e insistió en que la represión se había intensificado.
Está el reto de conceder licencias adecuadas a miles de barcos pesqueros y reducir la flota a un tamaño más sostenible, pero también de regular una industria de transformación fragmentada, una de las mayores del mundo, en la que existen abusos laborales endémicos.
También está el negocio ilegal, pero muy rentable, del tráfico de inmigrantes a través de Tailandia.
Aunque estas detenciones suponen una mejora con respecto a años anteriores, hay que verlas en ese contexto; es un progreso, pero limitado.
La revelación, el pasado mes de noviembre, de que incluso una marca mundial tan importante como Nestlé había descubierto pruebas de condiciones similares a la esclavitud en partes de su cadena de suministro tailandesa es un indicio de lo arraigado que está el problema.
El gobierno militar tailandés, desesperado por mejorar su clasificación en el informe anual sobre tráfico de personas de Estados Unidos y por evitar una prohibición de la UE, parece dispuesto a actuar. La verdadera prueba será la persecución de quienes dirigen negocios ilegales.
General militar
El año pasado, la inclusión de un general militar de alto rango entre las 88 personas acusadas de tráfico se consideró un avance, pero los procedimientos judiciales tailandeses son lentos.
Lo más perjudicial fue que el general de la policía que había dirigido la campaña contra el tráfico de personas pidió asilo en Australia en noviembre. Afirmó que sus superiores obstruían su trabajo y que un traslado forzoso al sur de Tailandia habría puesto su vida en peligro ante las redes de traficantes.
Estados Unidos también ha incluido a Tailandia en una lista negra por no hacer lo suficiente ante lo que denominó abusos laborales «persistentes» en el sector de los productos del mar.
Las autoridades tailandesas han afirmado sistemáticamente que están abordando los abusos y confían en poder responder a las preocupaciones internacionales.

Los grupos de derechos han afirmado que los pescadores de Camboya y Myanmar -también conocida como Birmania- son víctimas de la trata y se ven obligados a trabajar en los barcos, y también han destacado el uso de niños que trabajan en el sector.